martes, 15 de septiembre de 2009

LA VIDA POLÍTICA DE BARREIRO (Entrevista en Diario El Pueblo)


- ¿Recuerda aquella primera vez que le llamó la atención la política?.

- Uno siempre estuvo interesado en la problemática política y cívica del país. Durante esos oscuros años de gobierno de facto, de dictadura, nuestra generación no pudo ejercer sus derechos cívicos. Pero ya en las postrimerías del gobierno de facto, hubo un hecho trascendente en la historia política del país que fue el plebiscito constitucional del año 80. No realicé actividades políticas ahí, pero un poco a escondidas, como hacía la gente, escuchaba a los dirigentes políticos que no estaban a favor de esa reforma constitucional, y el día de ese plebiscito, el día que se convocó al pueblo para decidir, uno andaba necesitado por conocer las novedades y recuerdo muy bien, clarísimo, que entré a Radio Cultural, porque ahí había una especie de comando del No, y me enteré cuando dieron los primeros resultados.
Creo que lloviznaba un poco, no estoy del todo seguro, pero una de las cosas que se había dicho a los partidarios del No era, ya que no se podía hablar mucho ni gritar, era mover el limpiaparabrisas del automóvil, que al moverse era decir no. Esas cositas uno recuerda.

- ¿Era una forma de comunicarse?.

- Era una forma de comunicarse y expresar la alegría o la satisfacción por haber resultado triunfante esa opción. Y después ya vinieron las elecciones internas del 82 y ahí, conjuntamente con un amigo de siempre en la política, que fue el Dr. (Luis) Bertolini, ingresamos prácticamente juntos a la actividad política.

- ¿Cuántos años tenía?.

-  Tenía 32 años, don Alfonso Cardozo fue quien nos invitó, entonces director de “La Prensa”.
- Sacando cuentas, en el golpe de Estado tenía 23 años, por lo que usted ya había votado en el 71.
- Sí, mi primer voto fue para Jorge Batlle como Presidente de la República y Don Ramón Vinci como intendente de Salto. Perdimos ambas elecciones.

- ¿Es colorado de siempre o se fue convenciendo?.

- Soy de cuna colorada, en mi casa toda mi familia eran colorados, no militantes políticos, pero una cosa que siempre recuerdo también, es que el día de las elecciones mi padre que siempre fue adicto a la línea de la vieja Departamental “Viva Batlle” de la Lista 22, nos llevaba a las elecciones a trabajar, a llevar gente, es decir, yo lo acompañaba, era muy chico, pero recuerdo una de las elecciones cuando la presidencia de Gestido, la recuerdo bien.

- Recién nos comentó que junto a Bertolini y de la mano de Alfonso Cardozo ingresaron a la actividad política.

- Ingresamos a la Departamental José Batlle y Ordóñez. También recuerdo el primer día que subí esas escaleras, al final de las mismas me encontré con Don Raúl Ferro, la primera  figura política de renombre y realce que encontré, y ya nos quedamos ahí reunidos, observando un poco la asamblea que se estaba realizando y bueno, no salimos más. Yo no salí más y el Dr. Bertolini tampoco. Fueron 27 años en la Departamental José Batlle y Ordóñez.

- ¿Cómo lo encuentran las elecciones de 1984?.

- Ya estábamos más militantes, asistíamos a todas las reuniones y asambleas.

- ¿Ahí se enfrentan a Don Ramón Vinci?.

- Claro, ahí fue la gran división de la Lista 1, que tenía dos grandes caudillos, Don Ramón Vinci y Don Raúl Ferro, y de la mano de esos dos caudillos se produce la separación. Don Ramón Vinci se va con su gente, comienza a tener su actividad en Radio Cultural y la Lista 1, que todavía en ese entonces no se nos había dado el número, se nuclea en su Departamental de Joaquín Suárez 37. Con características disímiles, porque Don Ramón siguió constituyéndose en el centro de su grupo, era el líder y candidato, en cambio Don Raúl Ferro tuvo una actitud que a mí me marcó siempre, toda la vida, que estando en la plenitud del goce de sus derechos cívicos como líder de la 1, da un paso al costado porque entiende que son las nuevas generaciones las que deben retomar la actividad política, y eso permite el ascenso al liderazgo de la Lista 1 del Esc. Malaquina.

- ¿Dónde lo encuentra políticamente ese primer gobierno departamental de Malaquina luego de la dictadura?.

- Nos encuentra asumiendo como ediles suplentes en la Junta Departamental. Comenzamos el primer año como ediles suplentes, y después una serie de movimientos políticos y de nombramientos a nivel municipal hacen que nos transformemos en ediles titulares. Y como ediles titulares, integramos la Comisión de Cultura de la Junta Departamental, y tuvimos una actividad también de la mano de Raúl Ferro que era el jefe de la bancada en ese momento, tuvimos una actividad que fue en ascenso, nos designaron segundo vicepresidente de la Junta en el año 87, primer vicepresidente en el año 88 y finalmente asumimos la presidencia de la Junta en el año 89. A la vez, lo que tiene que ver con el Ejecutivo Departamental, colaboramos con la intendencia como representantes municipales en el Comité Departamental de Salud, cuando se comenzaron a dar los primeros pasos en la estrategia en la atención primaria de la salud y la coordinación con los diferentes actores públicos y privados del sistema.

- Luego de ese primer gobierno de Malaquina, ¿se esperaba perder las elecciones con Lacalle en lo nacional y con Minutti en lo departamental?.

- Nadie espera perder una elección, a nivel nacional se veía que venía como una correntada hacia la figura del Dr. Lacalle, pero nosotros en lo íntimo pensábamos que se podía mantener el gobierno departamental. Tal vez la gente en ese momento nos manifestaba que así pensaba, que el gobierno departamental había que votarlo otra vez, pero no existía todavía la cultura de la separación del voto a nivel nacional y departamental, entonces creo que el triunfo nacional arrastró también nuestra derrota a nivel departamental. Fue una derrota importante, que nos hizo quedar en la oposición en la Junta Departamental, porque ese año encabezamos la lista a la Junta, salimos electos ediles y fuimos durante esos cinco años de la oposición, coordinadores de bancada del partido.

- Cinco años después y nuevamente de la mano de Sanguinetti y de Malaquina regresan al gobierno.

- Exactamente, en esa elección muy peleada del año 94, cuando los primeros cómputos a nivel nacional pronosticaban una victoria ajustada del Frente Amplio. Recuerdo muy bien que una de las consultoras más importante, Cifra, anunciaba la victoria de Sanguinetti por un margen muy estrecho. Ese fue un triunfo doble, muy festejado, con muchas ganas que el partido estuviera nuevamente en el gobierno nacional y la vuelta al gobierno departamental.

- En esa oportunidad, Bertolini es reelecto diputado y usted pasa al ejecutivo departamental.

- Claro, nosotros en esa elección fuimos reelectos nuevamente ediles, encabezamos también la lista a la Junta Departamental, pero el Esc. Malaquina nos convoca a acompañarlo en la secretaría de la intendencia municipal, cargo que ejercimos durante todo el período. Además, era el primer suplente de Malaquina a la intendencia.

- ¿Cómo vivió ese tiempo en la intendencia que nada tenía que ver con lo que venía haciendo?.

- Muy enriquecedora, porque uno va al contacto directo con la gente, con los que necesitan, con los que plantean los problemas, muchas cosas uno puede solucionar. Creo que fuimos un colaborador importante del intendente, lógicamente siguiendo sus directivas, y además teníamos un equipo de trabajo muy bueno. Difícilmente creo que pueda repetirse un equipo de trabajo como se tuvo en ese momento en todas las áreas. Era un trabajo que nos hacía estar desde las siete de la mañana hasta las horas de la noche que fueran necesarias, hasta que el intendente nos necesitara en la intendencia.

- En ese tiempo, pasó un hecho que podría explicar algunos acontecimientos que se acaban de desencadenar. A fines del año 98 cuando Malaquina aún siendo intendente no había definido si iría por su reelección, se realiza un acto en la casa del Partido Colorado con la presencia del ganador de la interna del Foro, Luis Hierro, donde se corta la calle, se arma un estrado, y en pleno acto aparece un cartel que decía “Barreiro intendente”.

- No decía “Barreiro intendente”, estaba mi nombre y el del fallecido amigo Dr. Martínez. Era un cartel que habían hecho unos amigos para que nuestro nombre estuviera ahí, creo que no fue una buena idea en ese momento.

- ¿Malaquina se molestó y lo hizo sacar?.

- No, no, nadie lo hizo sacar, el cartel estuvo hasta el final del acto, y no decía “Barreiro intendente”, decía “Barreiro y Martínez”.

- ¿Hubo molestias por ese cartel?.

- Hubo algunas molestias, pero mire que hay gente que siempre se molesta cuando ve el nombre de otro figura en algún lugar, pero pienso que en política es una manera de manifestar una adhesión hacia una persona. No hablaba de ninguna candidatura en especial, yo no lo hubiera permitido además. No sabía tampoco de ese cartel, después estos compañeros –después supe quienes eran- que lo habían llevado, lamentaban haberlo hecho porque me habían dejado mal a mí o habían causado un descontento, pero lo hicieron con buena intención.

- Recuerdo que en aquellos tiempos se hablaba que usted podía ser el sucesor de la obra de Malaquina, y fue aparecer ese cartel y usted es desplazado del entorno de Malaquina, ingresando como Nº 2  el Dr. Carlos Orihuela. ¿Hubo algún pase de factura?.

- No lo creo, no lo sé. Todo apuntaba a que yo volvía a acompañar al Esc. Malaquina a la intendencia, era algo cantado como dice la gente. Pero bueno, hubo alguna decisión por lo que eso no se permitió y se llevó el tema a los convencionales y se originó una interna que creo que no fue lo mejor en ese momento, donde resultó que el Dr. Orihuela lo acompañara al Esc. Malaquina a la intendencia. Hubo un cambio de actitud sí, porque no era lo que se venía hablando desde hacía algún tiempo. Yo lo acepté como se deben aceptar todas las cosas en política, la mayoría había decidido eso, aunque la verdad había sido una decisión un poco abrupta, un cambio de actitud en los últimos meses. Y bueno, acompañamos igual la candidatura de Malaquina y Orihuela a la intendencia, que fue la ganadora.

- ¿Y usted regresó a la Junta?

- Si, pero no queríamos ir a la Junta, la verdad, no teníamos ganas de repetir otra vez el edilato. Se nos pidió que encabezáramos la lista y bueno, lo hicimos. Estuvimos en la Junta durante ese período, al poco tiempo fuimos designados delegados de Uruguay en CTM, pero seguimos en nuestra calidad de edil.

- Luego de la interna del 2004 que lo lleva a enfrentarse con Orihuela, termina siendo electo diputado, ¿cómo ha vivido estos últimos años?.

- Muy bien, me sentí muy cómodo actuando como legislador, vi que podía hacer cosas por Salto aunque siendo legislador no es nada fácil porque es una función más legislativa, más de discusión y además siendo una oposición tan disminuida como la que tiene el Partido Colorado, era más difícil. Pero vimos que se podían hacer cosas, que se podía hablar con la gente, que se podía golpear puertas, que se podía hablar con jerarcas que algunos nos recibían bien y otros no nos recibían. Y bueno, se iban haciendo y logrando cosas, y uno se sentía conforme con su conciencia porque era lo que le habíamos dicho a la gente que íbamos a hacer.

-  En esta entrevista hemos resumido groseramente 27 años de su vida militante dentro de la política, donde en una decisión muy fuerte decide cerrar una etapa, cómo vivió ese alejamiento de la Lista 1?

- Lo sentí con mucho dolor, medité mucho la actitud a tomar. No me gusta lo de cerrar una etapa, pienso que siempre está abierto todo en la vida. Me gusta más el de dar un paso al costado o lo de entornar una puerta a la cual uno piensa que algún día volverá o puede volver.

- ¿Cómo vivió la familia estos momentos?.

- Mi familia lo sintió junto conmigo, ellos veían el dolor que uno tenía o la pena que uno sentía por estas cosas. Uno lo conversa primero todo esto con la familia, pero he tenido un gran apoyo y comprensión. Me estimulan, me dicen que estoy en lo correcto, que siga adelante y que cuento con el apoyo de ellos. Eso para mí es muy importante.
- Ahora que tiene claro su futuro, ¿recuperó la sonrisa?.
- Siempre traté de tener alguna sonrisa, por lo menos en algún momento. Cuando ocurren estos hechos que a uno lo apenan mucho, cuando uno se acuesta de noche y empieza a repensar las cosas con su almohada, ve que está en paz y tranquilo con su conciencia, creo que ya ahí se dibuja una sonrisa.

Entrevista de
Leonardo Silva

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